Día del Periodista
¿Un título aburridísimo, verdad?... Sí , eso pensé cuando lo escribí pero así quiero que se llame esta cosa.
Y es que hoy celebré (sin almuerzos corporativos, ni pines exóticos, ni con flores de mi novio ni con tarjeticas de mi mamá) mi primer Día del Periodista Venezolano. Sí, porque soy venezolana, y digan lo que digan aquellos fanfarrones de los títulos, yo ya soy periodista. Hoy me di un gustazo, no de cosmos, vinos ni whiskys (como se celebran las cosas aquí) sino de letras. Leí a Leila Guerrero one more time, escudriñé varios reportajes de investigación, me encanté con el trabajo de Siete Días de El Nacional y con el Expediente de El Universal. Hoy sonreí buena parte del día por un montón de mensajes bonitos, por esa vida que imagino y que procuraré hacer venir. Hoy leí mentalmente las páginas de mi revista (que aún no tiene nombre) y me reí en silencio de los ojos bravos de Brigitte y de los ladridos de Margot (o Copete, esto sigue en discusión).
Una de las mejores cosas que leí fue ese mensaje de La Macorina, que me hizo sentir tan chiquitita y grande a la vez. Aquí la mejor parte:
"Porque este planeta está hecho NADA, pero está lleno de gente demasiado mágica como para dejarla sola (y la que diga lo contrario no ha tirado nunca). Ustedes se metieron a esto porque odian a las personas que creen que todo siempre está mal, la estupidez disfrazada de genio, la voz que nos dice que llegamos tarde a la repartición de éxitos. Ustedes se metieron a esto porque, sin duda, debe haber una solución salvable, que no está en ningún curul, ni en todas las canciones melosas hasta el asco, ni en las casillas de inmigración de los aeropuertos, ni en todos los Country Club del mundo, ni en todas las ONG que dicen que van a salvar niños con hambre y terminan follándoselos en la oscuridad de sus buenas intenciones. Hay una solución que está en los ojos de la gente buena."
Y te lo repito, Gracias (de las totales), por confiar en mí y ver matices de esperanza (pese a tu incredulidad) en éste, "el mejor oficio del mundo" (según el Gabo), el de "la gente decente", (según el Kapu). El de los que esconden el miedo tras el trazo de una pluma, para aplastar la soberbia de muchos, para ser la voz de tantos otros. (según yo)