Así comienzan las reconciliaciones...

Cada noche duermes con el pecho y los ojos bien abiertos, esperando que la rabia absoluta o el amor más puro me permitan volver a tocarte. Desde el día que nos conocimos te enamoraste de mí y, tras un par de palabras, prometiste estar ahí. "Una palabra Anyi. Dame, al menos, una palabra", me dijiste con la entrega de quien decidió pasarse la vida dejando que recorriera su cuerpo con mis dedos.

Confieso que quiero hablarte, que paso buena parte de mis noches pensando en ti y, aun así, no he vuelto a acercarme. Y es que debo contarte algo, tú sabes que yo no miento, —no a ti. Quiero que sepas que te engañé, que pasé noches enteras con aquel al que le basta una pluma y le halaga un pincel.

Quiero confesarte que todas las palabras hechas para ti se las di a un papel, a ese odioso cuadernito de vulgar papel. Nunca intenté hacerte daño, mucho menos ser infiel. Espero puedas perdonarme, que me dejes volver… mi querido blog.

Así sello el regreso del teléfono amarillo...
De una voz, mi voz y la otra voz.

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