Pedóname Señor!

Hoy pido perdón a ese ser omnipotente que está en los cielos, perdóname Señor porque he pecado, porque cada vez que como la deliciosa comida que no está en la dieta que mi mamá me prepara diariamente digo: "Iré al infierno por esto, iré al infierno por gula".

Pero es que la calle presenta múltiples opciones para el deleite del paladar pero también para la ganancia de kilos —con quienes he luchado desde que tengo conciencia adolescente—, y mi voluntad es cada vez taaaan complaciente. Por eso, perdóname Señor porque he pecado masticando, obrando y No omitiendo la comida engordativa pese al delicioso pollo con ensalada que prepara mi mamá.

Porque si existe un infierno para Gordas que morirán por el pecado capital de la Gula, yo estoy condenada a él.
Y aun así pido perdón.

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Pareciera que sufriera de fuertes trastornos alimentarios pero no, no estoy llamando ni a "ana" ni a "mia", como dicen las niñitas que se matan lentamente por no comer. Al contrario yo me mato lentamente por comer demasiado. (me dije)
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Creo que tienes el trastorno de la gula —¿existe? . Ay que boba, igual tengo un problema, e iré al infierno por eso (me respondí)
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Pero los churros estaban taaaaan bueeeenos (repliqué). Perdón Señor, perdón. Amén.

2 Monólogos:

La Macorina 27 de agosto de 2008, 4:03  

jajaja qué risa esta vaina jajajajajajaja me acordé de cuando me tocabas el hueso de la cadera en la mitad de la calle y discutíamos a cerca de a qué profundidad debe estar jajajajaja

Anyi Cova Lugo 27 de agosto de 2008, 14:02  

Chica porque el hueso de la cadera no debe estar tan sobresaliente —pero tampoco tan escondido. jajajaja