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La parte más difícil no es tratar de hacer oídos sordos cada vez que pides perdón (porque quiero escucharte) sino entender que, entre intransigencia, órdenes, intrigas y estupidez (de la más pura), seguirás cometiendo los mismos errores.

Te preguntarás porque te sientes tan lleno de mierda, pero no sabrás responderte que eres tú quien a diario (y más de una vez) te sumerges hasta el fondo en ese charco de porquería.

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Sólo espero que no duela tanto, ni a mí, ni a otros. (me dije)

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Dolerá menos, no porque me importe menos, sino porque a estas alturas he perdido la capacidad de asombro. (me respondí)

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Es la peor parte, tratar de explicarme por qué una parte de todo esto, no me sorprende (repliqué)